Alimentación y Dolor
Existe una estrecha relación entre alimentación y dolor.
Que la alimentación es fundamental para una buena condición de salud lo sabemos desde hace mucho, sin embargo, esa premisa hoy tiene mayor peso y convicción.
Para producir energía nuestro cuerpo a diario utiliza un 85% de las grasas y carbohidratos, y un 15% de las proteínas disponibles. Hoy se sabe que estos y otros componentes de los alimentos estimulan o retardan las funciones del sistema inmune para dar respuesta analgésica y antiinflamatoria. La mejor capacidad de recuperación está directamente relacionada con el tipo de alimentos que consumamos y las condiciones en las que nuestro sistema nervioso, digestivo e inmune se relacionen entre sí.
El dolor agudo o crónico genera altos niveles de estrés mental y físico. A mayor estrés, mayor dolor y a mayor dolor, mayor estrés. La relación es bidireccional.
Con el estrés se producen cambios en la microbiota intestinal, es decir, en la flora bacteriana que puebla nuestro tracto digestivo, que determinan un ambiente inflamatorio que no favorecen una respuesta satisfactoria, aún con el consumo de analgésicos y antiinflamatorios cuya respuesta es progresivamente parcial e insatisfactoria.
Tal como actualmente resulta imposible entender una separación entre la mente y el cuerpo, también es un sin sentido entender la mejoría de dolor sin intervenir en la alimentación.
Sépalo. No solo el estrés corporal se produce debido al dolor, por el ejercicio, el trabajo y los problemas de la vida, también le impone estrés a su cuerpo con alimentos proinflamatorios que consume que exigen a sus sistemas digestivo, inmune, nervioso, cardiovascular y en particular a las mucosas internas con alimentos que propician procesos inflamatorios.
Es fundamental que sus mucosas estén sanas. Todas ellas. Desde la mucosa oral, senos frontales, faríngea, ótica, intestinal, articular, gástrica, vaginal, etc. Si una de ellas está inflamada es dable pensar que muchas más lo estén. A mayor estrés de mucosas mayor estrés psicológico y estados mentales perjudiciales a través del reconocido eje funcional que conecta el sistema nervioso central con el sistema digestivo. Como posiblemente usted ya lo sabe, hay neuronas en el intestino.
Así pues, a cuidar lo que ingresa a su organismo. Y no se trata de entrar en pánico. Se trata de ser más cuidadoso cuando nuestro cuerpo manifiesta síntomas y dolores que no se resuelven. Cuando experimente algún malestar, enfermedad, consumo de analgésicos, antibióticos, realice actividad física intensa recuerde que su cuerpo requiere mayor cuidado, y esto involucra de manera fundamental su alimentación.